EN EL DESIERTO
Me perdí en la inmensa
redondez de tus dunas.
En el cálido vaho
de tu espejismo.
En la larga,
en la escabrosa,
en la ardiente
línea audaz
de tus litorales…
Y ahora tengo sed.
Tengo necesidad de una sombra.
Tengo el sueño de un oasis.
Y sólo veo el oleaje de tus dunas
doradas, eternas, suaves…
Y desfallezco.
Y con ojos rojos,
encandilados,
miro espejismos
inasibles,
temblorosos,
difusos…
Como el sueño
de tu talle…
Y el de tus ojos
con miradas sonrientes…
Y el de tus labios
que se diluyen
al intento del beso…
Y entonces me desvanezco
ante el fragoroso simún
de tu respiración…
QUERÉTARO DE ARTEAGA, DICIEMBRE 26 DE 2009.
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