Tu sabes bien
Que todas las tardes
Pregunto qué te has hecho.
Y aunque la luz solar
Haya viajado,
Del uno al otro confín del universo,
Comedida y cansada me responde,
Que en ese día acompañó a tu sombra,
Del placer al ensueño,
De la risa al silencio
Y de aquí para allá en tu trajín sereno.
A veces quisiera
Meterme a indiscreto
Y preguntar
Si tal vez el viento
Acarició tu pelo,
Si el sueño aquel
Te incomodó siquiera,
O si tu te entregaste embelesada
Al delicioso placer
De coquetear al cielo.
Y sin embargo
Siempre quedo en silencio
Y recrimino airadamente
Al deseo de querer perturbar sin tiento,
Tanta luenga pasión,
Tanto ajetreo.
Por eso te pido
Que si adviertes
Que me quedo soñando
Que empieza el devaneo,
Me perdones
Mi empeño
De perseguir
Tu aliento.
Porque sabes bien
Que si me atrevo
A contemplar
El halo brillante
De tus ojos,
Es porque hace ya largo tiempo
Que te quiero
Y que mirar apasionadamente
El ritmo de tu cuerpo,
Es para mi
El florecer del tiempo.
Por eso amada,
No te extrañe
Si presiento que vienes o que vas,
O que absorta
Detienes un momento,
Con tu ávida boca
Mi silencio,
Ni te asombre si te busco,
Si te sueño,
Ni siquiera
Porque logre conquistar un beso
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