Las ventiscas de invierno
Acarician tu talle
Y nubes desgarradas
Amedrentan tu traje.
En tanto que discurro
Con las hojas que caen,
Cómo podrás vivir
Por el tiempo insondable
Ojos llenos de amor,
Cabellera al desgaire,
Hambre de luz y sol
Y perfume de azahares.
Mas de pronto descubro
Que te vas por la calle
Como raro fantasma
Que flotara en el aire.
Y pienso que mis ojos
Arribaron muy tarde
Al placer delicioso
De soñar y mirarte.
Febrero de 1968
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