martes, 22 de septiembre de 2009

Tu sabes bien

Que todas las tardes

Pregunto qué te has hecho.

 

Y aunque la luz solar

Haya viajado,

Del uno al otro confín del universo,

Comedida y cansada me responde,

Que en ese día acompañó a tu sombra,

Del placer al ensueño,

De la risa al silencio

Y de aquí para allá en tu trajín sereno.

 

A veces quisiera

Meterme a indiscreto

Y preguntar

Si tal vez el viento

Acarició tu pelo,

Si el sueño aquel

Te incomodó siquiera,

O si tu te entregaste embelesada

Al delicioso placer

De coquetear al cielo.


Y sin embargo

Siempre quedo en silencio

Y recrimino airadamente

Al deseo de querer perturbar sin tiento,

Tanta luenga pasión,

Tanto ajetreo.


Por eso te pido

Que si adviertes

Que me quedo soñando

Que empieza el devaneo,

Me perdones

Mi empeño

De perseguir

Tu aliento.

 

Porque sabes bien

Que si me atrevo

A contemplar

El halo brillante

De tus ojos,

Es porque hace ya largo tiempo

Que te quiero

Y que mirar apasionadamente

El ritmo de tu cuerpo,

Es para mi

El florecer del tiempo.

 

Por eso amada,

No te extrañe

Si presiento que vienes o que vas,

O que absorta

Detienes un momento,

Con tu ávida boca

Mi silencio,

Ni te asombre si te busco,

Si te sueño,

Ni siquiera

Porque logre conquistar un beso

 

Diciembre de 1966.

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